Siempre he actuado de una manera bastante particular en lo referente a viajar. Suelo reservarme y no cargarme de información no más allá de la que considero imprescindible, así evito ir encorsetado. Me gusta ir un poco a la aventura, eso me da la oportunidad de dejarme llevar por intersticios, y generalmente descubro cosas que hubiera sido imposible hacer si uno va cargado de información.
Aun así, todos en mayor o menor medida sabemos algo de los sitios y lugares hoy en día, muchas veces el conocimiento nos prepara quizá en exceso para lo que nos aguarda restando la capacidad de sorpresa que conlleva conocer un sitio nuevo.
Es mejor ir a los sitios, un poco cargado de ignorancia, cosa fácil para mí ya que no soy experto en Historia, Arqueología, Geografía…, en realidad, en nada.
Creo que compensa el hecho de dejar cosas que quizá hubieras podido ver con un buen programa, pero seguro que te hubieran impedido experimentar otras que solo da la aventura y el azar.
Luego, una vez conocido y haber hecho un ejercicio de inmersión entre las personas y las cosas, es cuando profundizo en su conocimiento y trato de ilustrarme. Quizá sea eso lo que cause que repita varias veces mismos destinos, ya que requieren su tiempo, y a veces satisfacen más la segunda o tercera vez que se visitan.
El profundo conocimiento previo puede también llenar de emoción, como le podría suceder a un filósofo visitando Grecia y sus lugares icónicos, un biólogo en las islas Galápagos o un arquitecto al visitar el Taj Mahal, el Coliseo….
De todas maneras pienso que depende en gran medida, de la sensibilidad subyacente al conocimiento.
Todo lo anteriormente dicho, es perfectamente aplicable al lugar que nos ocupa, quizá más que a cualquier otro sitio.
Hace poco, visitamos Nápoles y alrededores: su bahía, el monte Vesubio, la costa Amalfitana y la bella isla de Capri. Para quien ha estado en Italia alguna vez, puede que no le impacte tanto como lo haría a un primerizo, pero hay que reconocer que es uno de los lugares más bellos, interesantes y sorprendentes que he visitado.
Doy gracias de haberlo llegado a conocer.
Las impresionantes ruinas de Herculano y Pompeya son el motivo del primer reportaje que publicaré de la zona que visitamos en 2018, dos de los muchos regalos de la bahía de Nápoles. Sin duda, de los yacimientos arqueológicos más importantes, no solo de Italia sino quizá de todo el mundo hasta la fecha.
Si se madruga, se pueden ver los dos, hay que tener en cuenta que no están adyacentes mínimo una hora y media para Herculano y tres horas para Pompeya. Pero yo aconsejo no hacerlo en el mismo día. Sobre todo si vas en familia y con niños.
Creo que ambas nunca van a defraudar a nadie sea cual sea el nivel de conocimiento que poseas a cerca de esos increíbles descubrimientos.
HERCULANO
- Vista general hacia el noroeste
- Cercano, el monte Vesubio
- Monte Vesubio al fondo
- Fotografía orientada hacia el mar
Detalles del yacimiento
Cuando sucedió la desastrosa erupción del Vesubio en el año 79 DC, algunos habitantes de Herculano huyeron hacia el puerto con la esperanza de encontrar refugio en los almacenes de las embarcaciones. El cataclismo producido por la erupción elevó la línea de costa varios metros, haciéndola retroceder. En la fotografía se ven los restos de algunos de los desafortunados que lo intentaron. En Herculano no hay restos conformados por el polvo como ocurrió en su vecina Pompeya; en este caso y dada la mayor cercanía al volcán, las nubes piroclásticas fueron enormemente más calientes que las que llegaron a la ciudad vecina, abrasando totalmente los cuerpos en el acto y dejando solo los huesos de los cadáveres.
POMPEYA
Anfiteatro y teatro
Pinturas y mosaicos con una calidad y belleza sorprendente
El Foro
Edificios y calles
Figuras humanas y tesoro de objetos diversos
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Fotos y literatura:
maximenendez